Ya es tarde.
Último fogonazo.
Un flash.
Las luces se encienden y a los dos minutos está todo apagado.
Quiero saber si voy a verte alguna vez más, para olvidar todo lo demás.
Olvidar las rayas de mi vestido, los topos de su disfraz y los cuadros de tu camisa.
Es una gran estupidez.
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