He estado tan a gusto conmigo misma que se me ha olvidado completamente de tu olor. He estado de los nervios y no he podido mirar tus fotos. He estado contenta. Muy borracha. No me lo tengas en cuenta, seguramente algún día me apetezca quitarme el disfraz. Fíjate tú la temporada que he pasado que he conseguido conjuntar mi ropa para salir como cada sábado por la noche sin pedir ayuda. He experimentado algo parecido a la seguridad, aunque fuera por unas horas. Lo cierto es que me siento bien, pero es jodidamente rara la sensación de después. Ser valiente no es cuestión ni de verte ni de suerte. Me alegro de que al final tú no fueras la solución, pero siempre me quedarás pendiente, para qué engañarnos...