1 de marzo de 2011

Dar consejos es fácil. Lo difícil es saber aplicarlos a tu vida, a tus movimientos y a tus maneras. Tan difícil como estudiar el tema de fotografía de cultura audiovisual (nivel de 1º de bachillerato) sin haber visto una cámara reflex en tu vida. Tan difícil como ponerme a pasar mínimo 20 páginas de apuntes de filosofía para entregarlos mañana a primera hora, cuando realmente quiero (d)escribir mis desequilibrios en un blog que seguramente nadie lea. Las dificultades acaban (o empiezan) siendo problemas. Y como dice mi padre cuando menos lo necesito: a los problemas, soluciones. Querer solucionar los problemas de los demás dando consejos. Que aconsejar, escuchar y decir lo que piensas es demasiado sencillo, aunque cueste. Saber tener empatía también mola a veces, pero cuando no sabes qué decir exactamente, ni a quien, ni cómo y mucho menos cuando, genera impotencia. Entonces todo lo que quieres solucionar, las maneras que has pensado que serían realmente útiles para detonar el bien a tu alrededor se convierten en reflexiones inútiles. Y eso es otro problema. Y ale, el círculo de siempre. Para círculo el nuestro. Nuestra vida, movimientos y maneras, desenlazando así los consejos inaplicables. Pero sigue siendo lo de siempre. El destino o la casualidad. Espero saberlo algún día.

A todo esto, YO TAMBIÉN QUIERO TENER A JOE CREPÚSCULO (O JOEL) COMO PROFESOR DE FILOSOFÍA!!!!
(A partir del minuto 6:38)

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